Vuestros pies son un poco más grandes del tamaño estándar, y cuidarlos para tener unos pies sanos puede ser muy importante y beneficioso porque de esta forma podréis avanzar por la vida más cómodamente. Así pues elegir bien el calzado, adaptado a las dimensiones de vuestro pie es básico.
Si sumamos los trayectos que recorremos en nuestro día a día durante toda nuestra vida podemos llegar a recorrer 120.000 km. Por lo tanto es muy importante el dedicarles cuidados y revertir en su salud y bienestar. Hay dos prácticas muy fáciles. Te recomendamos hacer un hueco periódico en la agenda y disfrutar de ellas:
Auto masaje
Uno de los mayores placeres es darse un masaje. Tenemos la suerte que los pies son de los pocos lugares a los que podemos realizarnos un auto masaje.
Elegid un aceite o crema hidratante, poned el pie sobre la rodilla y dar pequeños círculos con una presión media. Ya veréis que alivio, especialmente para aquellas personas que están todo el día de pie. Estira los dedo uno a uno y da palmadas para activar la circulación sanguínea.
Caminar descalzo
La planta del pie tiene tanta o más sensibilidad que la de la mano. A diferencia de las manos los pies tienen una superficie más gruesa, con glándulas sebáceas y sin pelos.
Caminar descalzos por la arena, por el césped activa nuestros centros de reflejos de los pies. Después de un día largo en el que tenemos los pies muy cansado. Poder escaparse a la playa o al jardín puede ser muy beneficioso dando una sensación relajante excelente. Incluso por encima de piedras redondeadas puede ser toda una experiencia. Librarnos de los zapatos nos devuelve, por un momento, la sensibilidad auténtica perdida.
Así que a disfrutar de la playa y la piscina. (¡aunque si la arena arde puede ser muy doloroso!)
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